sábado, 21 de enero de 2012

DE TODO UN POCO


DE TODO UN POCO!!!

 

 ¿Cómo acercarte y tratar a tu caballo? 

Este es un tema muy importante porque el buen trato hace amigos y, después de todo tu caballo es uno de tus mejores amigos ¿o no?
En primer lugar debes conocer y familiarizarte con el comportamiento y hábitos normales y naturales del caballo, de no conocerlos cuando tu caballo se sienta enfermo, presente comportamientos anormales o simplemente trate de decirte algo, ni te enterarás, mucho menos lo entenderás y, lo más grave, si necesita atención médica no la recibirá a tiempo.
Como en tus relaciones con amigos o familiares, el maltrato no es lo mejor si de establecer vínculos sólidos y sanos se trata, así que debemos tener mano suave y dócil también con nuestros caballos. Si un caballo era muy manso, dócil y manejable, puede volverse rebelde y agresivo a consecuencia de una mala actitud de tu parte o del personal que lo atiende porque no ha recibido cariño, buen trato ni paciencia por parte de la gente. Por el contrario, si tienes un caballo muy rebelde, feroz, al que no te puedes ni acercar, ten por seguro que con tiempo, paciencia, dedicación, palabras bonitas y caricias, lograrás que el animal baje la defensa y pronto será uno de los caballos mejor portados, manejable y agradecido de la cuadra.
Siempre que te acerques a un caballo o que entres a su caballeriza debes hablarle al caballo para que oiga cuando te aproximas y no lo tomes por sorpresa. Tu voz debe ser suave y armónica. Acércate poco a poco con seguridad por cualquiera de sus costados para que te vea - nunca por detrás porque seguramente recibirás una patada- , incluso del caballo más manso y dócil. Ya que estés cerca de él, acarícialo y dale pequeñas palmaditas en el cuello, en el pecho o sobre el dorso; sigue hablándole tiernamente y comienza a deslizar tu mano hacia la cabeza. Nunca hagas movimientos bruscos ni muestres miedo o inseguridad porque estos animales son muy nerviosos y seguramente el caballo pensará que le vas hacer algo malo, sin que sea tu intención hacerlo u olerá la adrenalina que desprendes al tener miedo, se lo contagiarás y todo será un fracaso.
Siempre que te acerques a un caballo, debes estar lo más seguro de ti y pegado lo más que puedas a él, fijándote que no te vaya a pisar porque es muy fácil que sufras una patada o pisada, en cambio si estás muy pegadito al caballo, lo más que puedes recibir es un empujón y de eso nadie se muere.
Todos estos pasos hay que seguirlos cuando quieras atarlo dentro de la caballeriza, para sacarlo de ella, cuando quieras trabajarlo, cuando lo ensilles, para cepillarlo, para bañarlo, en fin, para todo.
Recuerda atar siempre a tu caballo dentro o fuera de su caballeriza, haz un nudo en la cuerda fácil de deshacer por si fuera necesario desatarlo rápidamente sin lastimarlo.
¡Recuerda! el lenguaje de todos los animales es corporal y debemos tener la capacidad de poder entenderlo para prevenir o atenderle a tiempo pase lo que pase y sea cual sea el motivo de sus reacciones y movimientos. Verás que una vez aprendido su código se llevarán ¡de mil maravillas

 

  ¿Cómo llevar al caballo de la mano? 
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Por delante: el caballo no debe adelantar a la persona, en caso de que lo intente le daremos un tirón de la cabezada. Si no reacciona, nos pararemos y pondremos nuestro codo en la nariz.
En caso de que eso no funcione, llevaremos al caballo de una cadena de cual tiraremos en caso de desobediencia.
Una vez que el caballo ha entendido que esa es su posición, podremos comenzar a realizar otros ejercicios, como enseñarle a parar cada vez que nosotros lo hagamos. Para ello en las primeras ocasiones avisaremos al caballo de nuestra parada a través de un "ho" o bien "Alto", más tarde el caballo deberá parar al apreciar que el jinete lo hace. Esto nos servirá para hacer que el caballo sea más cómodo de llevar pero lo que es más importante: mantiene la atención del animal centrada en el jinete.
Después podremos intentar realizar el mismo ejercicio pero al trote. También podremos enseñar al caballo a ir hacia atrás.
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 Guiar al caballo desde detrás: para lo cual precisaremos de una cuerda o rienda de un tamaño tal que nos permita andar junto al posterior del caballo. De esta forma guiaremos al animal como lo haría el semental de la manada: empujándolo.
Llevar al caballo de esta forma, tiene una ventaja fundamental: en caso de que el animal perciba algún peligro, instintivamente tratará de correr hacia delante, si nos encontramos allí podrá causarnos algún daño; yendo por detrás evitamos esta situación.

 

 ¿Cómo jugar con tu caballo? 
Cuanto más inteligente sea un caballo, más despierto será y más ganas tendrá de jugar. Esto nos dice además que se trata de un buen caballo para trabajar y que seguramente aprenderá con facilidad; pero debemos ejercitar su inteligencia jugando con él.
El juego reporta gran cantidad de ventajas, tanto para el domador como para el caballo:
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Nos permitirá conocer mejor las características de nuestro animal, durante el juego podremos observar movimientos que el caballo no desarrolla durante el trabajo cotidiano.
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Supone una motivación para el caballo. Eso sí, deberemos dejar bien claro desde el principio qué es un juego y qué es el trabajo (para ello podemos, por ejemplo, dejar al caballo suelto durante el juego y amarrarlo cuando deba trabajar).
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El desarrollo de actividades de este tipo aumentan la capacidad de atención del animal ya que presta atención de una manera totalmente voluntaria.
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El juego puede utilizarse además para entrenar la confianza del caballo; para ello colocaremos diferentes elementos que él puede considerar peligrosos (como por ejemplo una pelota), de los que en principio rehuirá pero al poco tiempo podremos ver como se divierte con ellos. La libertad de poder huir ante una situación que le sugiere peligro y volver por su propia iniciativa es la mejor forma para hacerle perder el miedo. A esto se suma además que si durante todas estas situaciones el caballo se ve acompañado de su domador, podrá llegar a perder el miedo ante cualquier situación si nota su presencia.
Tenga en cuenta estas premisas a la hora de jugar con su caballo:
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Debe ser usted el que lleve la iniciativa en todo momento, ya que de otra forma podríamos vernos en situaciones de peligro.
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No conviene jugar sin ir protegidos ya que, aunque sea sin intención, el caballo puede causarnos alguna lesión. Deberemos por tanto llevar fusta larga o tralla.
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Evite que el caballo se levante de manos, puede ser sumamente peligroso. En caso de que lo haga, usted deberá evitar echarse hacia atrás, ya que con ello lo único que conseguirá es que el caballo se de cuenta de que con este movimiento puede conseguir dominarle, con lo que lo podrá utilizar en otro momento.
  Una relación de confianza necesaria 
Si hay algo que resulta imprescindible en el adiestramiento de un caballo, sobre todo cuando éste es joven, es la necesidad de establecer una relación de confianza entre el jinete y el animal. Un trabajo para el que se requieren grandes dosis de paciencia.
Algunos buenos consejos para conseguirlo son:
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Dejar al caballo libre en una zona cercada. Este lugar deberá tener unas dimensiones aproximadas de 10 x 6 metros.
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Entraremos en él junto al animal.
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Le hablaremos con voz tranquilizadora, relajada pero segura; en tono bajo.
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No nos acercaremos a él, sino que esperaremos a que sea el caballo quien se nos aproxime. Una vez que lo haga le daremos libertad, dejando que nos estudie con calma, que nos huela, que nos analice... Cuando ya haya tomado algo más de confianza será cuando nosotros procederemos a comenzar a acariciarle, siempre de forma pausada; sin hacer ningún movimiento brusco, que podría asustarle.
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Una buena idea es darle golosinas o azúcar, con el fin de hacerle ver que somos sus amigos.
Con estos pasos, de forma calmada, conseguiremos ganarnos su confianza; pero eso sí no deberemos tener prisa en ningún momento, puesto que eso podría echar por tierra el trabajo andado.
Debemos tener en cuenta que si el caballo confía en nosotros nos será mucho más fácil limpiarlo, colocarle el equipo....
Recordemos que un caballo, sobre todo si es joven, nunca debe ser obligado a hacer algo, sino convencido para hacerlo.

 Premios y Castigos  
 El sistema de premios y castigos es el más comúnmente utilizado, no sólo para el adiestramiento de caballos, sino también para el de otros muchos animales. Se basa en asociar a determinados comportamientos unas sensaciones agradables y a otros sensaciones desagradables, que a la larga motivarán al animal a hacer o a dejar de hacer unas y otras.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que un caballo puede aceptar un castigo si entiende su por qué; pero nunca lo aceptará sin que se le de una "explicación" (relacionarlo con un comportamiento indebido) y puede llegar a rebelarse.
Además, para que un caballo relacione una acción como correcta o inadecuada el premio o el castigo deberán dársele de forma inmediata.
      Premios:
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Golosinas: que no deberán ser dadas al caballo sin ton ni son, ya que acabaría por ser un vicio. Debemos reservarlas únicamente para agradecer una buena conducta y ofrecerlas sólo de forma esporádica.
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Descansos: son el premio óptimo después de haber realizado un ejercicio que haya resultado duro o peligroso para el caballo.
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Ofrecer seguridad y tranquilidad: para ello debemos mostrarnos firmes pero tranquilos, un domador que grita o que hace movimientos bruscos puede hacer desconfiar al caballo. De ahí a importancia de que utilicemos una voz tranquilizadora, teniendo en cuenta que este animal es enormemente sensible al ruido.
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Imitación de comportamientos equinos: realizar movimientos que desarrollan estos animales cuando están en manada puede resultar enormemente gratificante para el caballo. Algunos de éstos son:
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Pasar un brazo por encima del cuello: ya que imitamos el comportamiento de la yegua cuando protege a su cría y ofrecemos así una importante sensación de seguridad.
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Rascar detrás de la oreja: imitamos los cuidados mútuos que se ofrecen los caballos.
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Echar la respiración sobre el cuello o los ollares: otro cuidado mútuo entre estos animales.
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Rascar.
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Acariciar puntos sensibles: cada caballo posee unos puntos especiales en los que le gusta ser acariciado, deberemos buscarlos para utilizarlos como premio.

       Castigos:
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Gritos o voz fuerte: no debemos abusar de ellos ya que podríamos acostumbrar al caballo, de forma que sólo obedecerá ante ellos.
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Lenguaje corporal: ponerse erguido, hacer gestos con los brazos.
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Tirón sobre la nariz: debe ser breve pero firme.
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Toques con la fusta o tralla: estos elementos deben utilizarse como ayuda, no para castigar al caballo ya que si les coge miedo huirá de ellas y no podrán utilizarse para dirigirlo. Para castigar con ellos daremos únicamente un toque breve y firme, pero nunca una paliza.
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Imitar castigos que realizan los propios caballos:
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Simular una coz, con un puntapié.
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Imitar un mordisco, con un golpe con el codo.

Por último conviene que tenga en cuenta que no se puede domar a un caballo si no se hace de forma autoritaria, ya que está dentro de su naturaleza. Un castigo dado a tiempo evitará que pierda el control sobre el caballo; pero nunca este castigo deberá ser fuerte o causar daño al animal. Debemos evitar los castigos de carácter emocional cada castigo deberá ser diferente, ya que de otra forma el caballo lo esperará y podrá reaccionar antes de darnos tiempo de hacerlo efectivo.

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